La investigación publicada en Scientific Reports determina que un 60% de las especies de peces registradas viven en la zona mesofótica y un 15% de ellas se asocian exclusivamente a los bosques de coral negro.
Recientes investigaciones llevadas a cabo por el Grupo de Biodiversidad y Conservación (BIOCON) del Instituto Universitario de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (ECOAQUA) de la ULPGC han determinado que cerca de un 60% de los peces que habitan en la zona mesofótica son únicas de estos ambientes, de las que un 15% habitan exclusivamente en bosques de coral negro.
Estos estudios adquieren especial trascendencia a la luz de la inexistencia de planes de conservación de estos hábitats marinos en la legislación local, regional, nacional o internacional.
Esta ausencia de protección específica, junto al ritmo de crecimiento lento propio de los hábitats mesofóticos, tales como los bosques de coral negro, hacen que actividades humanas como la pesca destructiva, la minería, el desarrollo costero o la sedimentación, entre otros factores, convierta a estos hábitats en especialmente vulnerables.
Hembra adulto de pejeperro (Bodianus scrofa) nadando sobre las colonias de corales negros. Foto de Fernando Espino.
De este modo, tal y como apuntan los datos recabados por los investigadores, el incremento de este tipo de impactos pone en riesgo la supervivencia de la diversidad única de los peces habitantes de estos ecosistemas, localizados entre los 50 y los 200 metros de profundidad de las costas canarias.
Estas especies tienen una limitada capacidad de adaptación a otros entornos, ya que la evolución les ha permitido especializarse en el uso de estos hábitats.
La fula de tres colas (Anthias antias) se ha registrado como una de las especies más abundantes en estos particulares hábitats marinos, así como la cabrilla negra (Serranus atricaudata). Mientras, especies de interés para la pesca artesanal y tradicional canaria, como el pejeperro (Bodianus scrofa) registra abundantes individuos juveniles que pueden utilizar los bosques de coral negro como áreas de cría, dada la protección que estos les brindan ante potenciales depredadores.
Juvenil de pejeperro (Bodianus scrofa) buscando refugio entre las colonias de corales negros. Foto de Fernando Espino.
A través de estudios empíricos, llevados a cabo con equipos de buceo técnico (Rebreather), que permiten superar las limitaciones del buceo autónomo, la investigación ha podido cuantificar empíricamente, por primera vez en la Macaronesia, los patrones de diversidad propios de estos bosques de corales negros, así como los procesos ecológicos y evolutivos determinantes para la actual biodiversidad de las especies únicas existentes en estos ambientes.
El estudio, firmado por los investigadores Néstor Echedey Bosch, Fernando Espino, Fernando Tuya, Ricardo Haroun, Lorenzo Bramanti y Francisco Otero-Ferrer, del grupo BIOCON del Instituto Universitario ECOAQUA, ha sido publicado, bajo el título ‘Los bosques de coral negro albergan comunidades de peces únicas en ambientes mesofoticos: implicaciones para la conservación de la biodiversidad’, en la revista de prestigio internacional Scientific Reports, de la editorial Nature Springer.
Los gastos de publicación de este artículo fueron cubiertos por la subvención ULPGC Excellence, financiada por la Consejería de Economía, Conocimiento y Empleo del Gobierno de Canarias.
Los resultados de este estudio forman parte del proyecto B-CHARMED, liderado por la Asociación Biodiversidad Atlántica y Sostenibilidad (ABAS) y en cuyos trabajos han colaborado investigadores del Instituto Universitario ECOAQUA, financiado por el programa LIFE de la Unión Europea, la Oficina Francesa para la Biodiversidad (OFB) y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) a través del programa LIFE4BEST.